miércoles, 28 de diciembre de 2011

La marihuana, sus efectos y peligros

El consumo de marihuana, como toda droga, tiene aparejados consecuencias negativas que perjudican la salud física y psíquica del adicto. Así como también problemas sociales, económicos y personales. Entre los problemas relacionados, directamente con la salud, podemos detallar cuatro de los más frecuentes.
-Cáncer: La marihuana, al igual que los cigarrillos, esta compuesta por químicos cancerígenos. Una persona que fuma cinco cigarrillos de marihuana durante la semana consume igual cantidad de químicos que una persona que fuma un atado de cigarrillos al día. El humo de la marihuana cambia el tejido del sistema respiratorio, contribuyendo al desarrollo temprano del cáncer de cuello y cabeza.
-Trastornos Reproductivos: Esta droga afecta y perjudica las funciones sexuales masculinas y femeninas. Hay una gran relación entre consumo y esterilidad.
-Trastornos Inmunológicos: Esta droga impide el normal funcionamiento de las células T, cuando se intenta resguardar al sistema respiratorio de algunas infecciones.
-Trastornos Respiratorios: Los adictos a la marihuana suelen tener problemas respiratorios como los fumadores de tabaco. La tos y la bronquitis crónicas son dos de los síntomas. El consumo relativo puede afectar la función de los pulmones y las vías respiratorias. 

jueves, 22 de diciembre de 2011

Algunas causas y factores de la drogadicción en los adolescentes

La adolescencia es una etapa fundamental en la vida de cualquier persona. Durante ese período de tiempo el joven pasa por un período de prueba, reconocimiento y crecimiento tanto físicos como psíquicos. La rebeldía, el amor y la identidad de grupo se transforman en un denominador común sin hacer diferencias de clase social.
Es una etapa de crisis en la que muchas veces, los jóvenes, intentan evadir los problemas que se les presentan y sortear los obstáculos de la manera más rápida y fácil. Por ejemplo mediante el consumo de drogas.
En muchos casos la adicción surge por conflictos dentro de la familia (falta de comunicación, rechazo, problemas económicos y desamor) y al no encontrar en sus hogares la comodidad y la protección que necesitan buscan fuera círculo una vía de desahogo, cayendo en el error de intentar solucionar estos problemas por medio de las drogas.
Lo que el adolescente no tiene en cuenta es que el tiempo que dure el efecto de la droga es semejante al del abandono de sus problemas, después todo vuelve a ser como era antes. Los inconvenientes siguen y en muchos casos aumentan por culpa de la conducta adicta del joven.
Otra de las causas más comunes tiene que ver con la incidencia que tiene la influencia de la sociedad sobre los adolescentes.  Al ser rechazados por un grupo o presionados por sus amigos a que consuman drogas para ser “aceptado” ponen al joven en una situación de estrés y presión, casi, insostenible.
La curiosidad puede ser identificada como otros de los motores que llevan a los jóvenes a caer en las drogas.  Al observar que chicos y chicas de su edad están consumiendo ellos, casi como un acto reflejo, comienzan a consumir con la idea de descubrir “de que se trata todo esto” o “qué es lo que sienten”.
Por último, pero no por eso menos recurrente, los problemas emocionales que llevan al joven a caer en una profunda depresión y cuando se presentan estas situaciones buscan la forma de que no les afecte.
La adicción a las drogas es para muchos adolescentes la salida, el refugio y el medio para dejar de lado los problemas que la vida les pone frente a sus ojos. Es la manera de evadir la realidad, de hacerse cargo de lo siente, piensa y vive. Es una manera de postergar la posibilidad de crecer y disfrutar de uno de los momentos clave en la vida de cualquier ser.



jueves, 15 de diciembre de 2011

Adicción a la cocaína


Uno de los principales obstáculos para dejar la adicción a la cocaína es la dependencia que esta genera a lo largo del tiempo. El síndrome de abstinencia, como es conocido, comprende de síntomas físicos (no tan claros como en el caso de otras drogas) y psíquicos.

La cocaína y el crack actúan, directamente, bloqueando el transporte de dopamina y generando que esta quede liberada en cantidades elevadas, activando, de este modo, las sensaciones de euforia y placer, desmedido.

El consumo recurrente de cocaína lleva al cerebro a adaptarse, disminuyendo los niveles de dopamina. Esto conlleva a que la persona requiera dosis.

El resultado de esta demanda constante es el síndrome de abstinencia que esta ligado a un malestar totalmente contrario al placer.

Entre los síntomas más frecuentes se encuentran: la depresión, la agitación, el insomnio, la anorexia, el cansancio-fatiga, la irritabilidad y cambio brusco de humor, el desorden psiquiátrico y el deseo, compulsivo, de cocaína.

Por lo general los signos de abstinencia de cocaína son psíquicos por sobre físicos. Estos suelen manifestarse en tres fases. La primera de diforia inmediata por el consumo de cocaína, que puede llevar a cualquiera de los síntomas antes mencionados (depresión, cambio de humor, etc.) la segunda fase de abstinencia propiamente dicho, que es considerada la de mayor riesgo de recaída. Aumenta el deseo de consumir.

Por último, la tercera fase, la de extinción, que puede durar años si no es tratada de una forma adecuada.

Fuente: Fundación Manantiales

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Adicciones en boca de todos ¿qué sabemos?


La persona que es adicta no solo sufre los efectos de la enfermedad sino también todo aquel que forme parte de su contexto. La familia, los amigos, los compañeros de trabajo, la novia/o son personajes principales en la vida del adicto ya que pasan(a la par) por las distintas etapas que va sufriendo desde el comienzo hasta el final.

El entorno va descubriendo la adicción de la persona cercana. Primero la sospecha, después la negación, el enojo y la frustración. Hasta que llegado un momento la familia asume que su hijo /a esta en problemas y necesita ayuda.

La contención que los padres (junto con el resto de los seres queridos) puedan brindarle al adicto, antes, durante y después del proceso de recuperación es fundamental,

La persona enferma necesita uno o varios pilares en los cuales sostenerse ya que la adicción les ha robado la posibilidad de discernir entre lo que esta bien y lo que está mal como así también la posibilidad de medir sus impulsos y emociones.

Por todo esto los familiares asumir varios roles: deben hacer de puente, en muchos casos, entre el paciente y el equipo médico abocado a su tratamiento, escuchar con atención lo que el adicto les cuente y ofrecerle apoyo para recuperar, de a poco, la confianza perdida.

Muchas veces el adicto a las drogas se siente atacado, cuestionado y observado. Ha perdido la noción de las cosas y su realidad está completamente desvirtuada, con lo que su círculo íntimo debe volver a construir, con ayuda del equipo profesional y de la persona enferma, eso que la adicción se llevo producto de los efectos negativos que trae aparejado.

Fuente: Fundación Manantiales

viernes, 2 de diciembre de 2011

La adicción un proceso con varios obstáculos a superar

La adicción es un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo. Al principio, el tipo de uso que la persona hace de la sustancia o conducta, no es adictivo, pero progresivamente, el tipo de uso varia aumentando hacia la habituación primero, y luego hacia el abuso. Aun en este momento no se puede hablar de adicción, pues el abuso es un estado en el cual la persona conserva el control sobre su uso. La línea que divide al abuso de la adicción es muy fina y muchas veces inadvertida, pero lo cierto es que si la persona predispuesta se expone al uso de la sustancia o conducta de riesgo, puede pasar esa línea y convertirse en adicto.

En sus primeras fases, la adicción puede pasar inadvertida, por la levedad de los síntomas, o por la habilidad de la persona para compensar las consecuencias negativas que la adicción tiene sobre su propia vida y sus relaciones.

A lo largo de este proceso la persona pasa por diversas etapas que reflejan el agravamiento progresivo del desorden adictivo.

Las distintas etapas de la adicción se relacionan a la severidad del proceso adictivo y el impacto que la adicción tiene en la vida del adicto:

1.- Etapa Temprana: En esta etapa ya la química cerebral está alterada, y esto se manifiesta en episodios de uso descontrolado que pueden no ser tan severos y frecuentes, pero son evidencia de la instalación del desorden bioquímico cerebral. Aún así la relación que la persona ha desarrollado con el sustrato de su uso, lo motiva a continuar usando, debido al refuerzo psicológico que el consumo de la sustancia o la práctica de la conducta, tiene sobre su comportamiento. Ya existe el pensamiento adictivo y comienza a manifestarse como una preocupación con el uso. Puede haber deseos automáticos y la persona comienza a invertir tiempo no programado en actividades relacionadas con el uso.

2.- Etapa Media: La pérdida de control es obvia y los episodios de consumo son más intensos y frecuentes. Ya comienza a haber problemas familiares serios debido al tiempo que la persona ocupa en actividades relacionadas con la adicción y el uso. El pensamiento adictivo se hace más intenso debido a la necesidad aumentada de negar o racionalizar su conducta. Comienzan a presentarse problemas laborales y escolares debido al malfuncionamiento psicosocial. La química cerebral ha cambiado de manera importante y la personalidad de la persona también ha cambiado, casi siempre con más irritabilidad, ansiedad e intolerancia. El ego de la persona se ha hipertrofiado para poder mantener una imagen de "normalidad" que pueda disminuir la ansiedad tanto del adicto como de las personas que lo rodean.

3.- Etapa Agravada: La inhabilidad para detener el consumo marca esta etapa del proceso adictivo. Problemas financieros severos podrían aparecer y el aislamiento social se hace evidente y marcado. Problemas severos en las relaciones familiares que pueden llegar a la separación. Pérdidas de empleo y deterioro del funcionamiento laboral se hacen presentes de manera que el adicto no puede muchas veces, ni conseguir ni mantener un empleo. La depresión severa característica de esta etapa puede ser malinterpretada como primaria, pero es en realidad secundaria al desorden adictivo. Igualmente la autoestima se ha deteriorado mucho y puede aparecer psicosis toxica, en las adicciones químicas, e ideación psicótica en las adicciones de conducta.

Estas fases no están separadas realmente y se sobreponen de manera que, es difícil saber exactamente donde esta ubicado un adicto en el proceso, pero en la mayoría de los casos se pueden utilizar para entender mejor la severidad del problema y las necesidades individuales de tratamiento.

Fuente: Fundación Manantiales

viernes, 25 de noviembre de 2011

Pasta base de cocaína

La pasta base de cocaína o paco (como es conocida) no es estrictamente una droga sino mucho peor. Es el desecho, el residuo, en este caso, de la cocaína.

El paco es una droga callejera, relacionada con los sectores más bajos de la población aunque eso no significa que personas de otros estratos sociales puedan consumir y ser adictas a él.

Los costos de esta pasta base son muy económicos y acceder a ella es cada día más fácil. La elaboran a partil de las sobras de la cocaína, procesada con queroseno y ácido sulfúrico entre otras sustancias y elementos que pueden variar según la persona que la prepara.

El paco suele ser consumido por vía respiratoria mediante pipas (por lo general caceras) o sobre la marihuana en forma de cigarrillo. Su composición química la hace altamente adictiva y tóxica.

En la última década, el paco, se ha convertido en una de las drogas más consumidas por jóvenes y adultos de escasos recursos no solo por su costo sino también por la facilidad para conseguirlo.

Fuente: Fundación Manantiales

lunes, 21 de noviembre de 2011

La adicción a la cocaína, sus efectos y consecuencias


Uno de los principales obstáculos para dejar la adicción a la cocaína es la adicción que esta genera a lo largo del tiempo. El síndrome de abstinencia, como es conocido, comprende de síntomas físicos (no tan claros como en el caso de otras drogas) y psíquicos.

La cocaína y el crack actúan, directamente, bloqueando el transporte de dopamina y generando que esta quede liberada en cantidades elevadas, activando, de este modo, las sensaciones de euforia y placer, desmedido.

El consumo recurrente de cocaína lleva al cerebro a adaptarse, disminuyendo los niveles de dopamina. Esto conlleva a que la persona requiera dosis.

El resultado de esta demanda constante es el síndrome de abstinencia que esta ligado a un malestar totalmente contrario al placer.

Entre los síntomas más frecuentes se encuentran: la depresión, la agitación, el insomnio, la anorexia, el cansancio-fatiga, la irritabilidad y cambio brusco de humor, el desorden psiquiátrico y el deseo, compulsivo, de cocaína.

Por lo general los signos de abstinencia de cocaína son psíquicos por sobre físicos. Estos suelen manifestarse en tres fases. La primera de diforia inmediata por el consumo de cocaína, que puede llevar a cualquiera de los síntomas antes mencionados (depresión, cambio de humor, etc.) la segunda fase de abstinencia propiamente dicho, que es considerada la de mayor riesgo de recaída. Aumenta el deseo de consumir.

Por último, la tercera fase, la de extinción, que puede durar años si no es tratada de una forma adecuada.

Fuente: Fundación Manantiales

martes, 15 de noviembre de 2011

Los efectos colaterales de la cocaína

El fin del efecto de la droga pone al adicto en una situación desesperante. El único objetivo en mente es encontrar la manera de conseguir una nueva dosis de cocaína, en este caso, para volver a sentir esa estimulación que tanta satisfacción le genera. No importa cual sea la manera, el fin, para ellos, justifica los medios.

El adicto puede llegar a cometer hurtos o robos para obtener la plata (que por su cuenta no podría reunir o que su familia le ha negado) necesaria para obtener una nueva medida de cocaína.

La abstinencia y la desesperación que esta conlleva son dos factores que pueden llevar al adicto a generar situaciones violentas y agresivas en la vía pública, el seno familiar o en un ámbito social.

Los adictos que son considerados consumidores mayores (por la cantidad de cocaína que requieren) suelen sentirse amenazados y paranoicos todo el tiempo recurriendo a la agresión como método de defensa.

Estas conductas, realizadas en forma recurrente, hacen que el adicto quede bajo la lupa de la sociedad. En muchos casos la discriminación y la desvalorización personal se transforman en moneada corriente para el adicto, que sentirá un vacío social insostenible.

Fuente: Fundación Manantiales

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Ludopatia, cuando tu vida se reduce al juego


El juego compulsivo o ludopatía es la enfermedad caracterizada por el impulso incontrolable a jugar, es decir, cualquier tipo de actividad en que la persona pone algo de valor en riesgo sobre las bases de un resultado desconocido. Al no provocar síntomas físicos, debido a que genera únicamente una dependencia psicológica, se conoce a esta enfermedad como “la adicción invisible”. El juego se vuelve una adicción cuando provoca conflictos familiares, emocionales, legales o financieros, y la persona continúa apostando igualmente. El jugador precisa de la sensación de ganar, aunque este no sea el caso la mayor de las veces.

Este desorden de salud mental de control de los impulsos se da cuando la persona piensa constantemente en el juego, aumenta sus apuestas a modo de mantener la emoción, y cree que para recuperar el dinero perdido la mejor solución es continuar jugando. Es común que el adicto mienta para esconder que ocupa su tiempo apostando por vergüenza, y en el extremo cuando ya no posee dinero para apostar recurre a actos ilegales para conseguirlo. La violencia en el hogar, dejar los estudios y la pérdida de trabajo son consecuencias casi inmediatas del juego compulsivo. De esta manera, no sólo arriesga sus pertenencias sino que también todas sus relaciones interpersonales. Al igual que el alcoholismo, el jugador se vuelve tolerante a la cantidad en juego. Esto quiere decir que cada vez siente la necesidad de apostar más cosas para sentirse satisfecho.

El tratamiento para los jugadores compulsivos empieza por reconocer que tienen una enfermedad. La negación es una característica de todas las adicciones, y es por eso que al aceptarlo, los pacientes ya están dando un primer paso hacia la recuperación.

Las posibilidades de tratamiento incluyen

Terapias individuales: el paciente se informa mejor acerca de su enfermedad, investiga las causas que lo llevan a jugar y lo relaciona con las dificultades de su vida cotidiana. Se busca mejorar el manejo de sus problemas y de su calidad de vida.

Terapias cognitivas conductuales: el paciente enfrenta directamente su conducta adictiva. Junto con el terapeuta, descubre que sus pensamientos y sentimientos hacia el juego son irracionales, y de este modo, se favorece su abandono

Terapia familiar/de pareja: su objetivo es mejorar las relaciones íntimas del paciente ya que su problema afecta también al resto de la familia. Es necesario transformar la crítica destructiva que tiene la familia con respecto a la enfermedad en una crítica constructiva para encontrarle una solución.

Grupos de apoyo: se comparten experiencias y responsabilidades entre jugadores recuperados y los que todavía se encuentran en tratamiento, para que el paciente se sienta acompañado por alguien que vivió una situación similar a la suya, y le brinde fuerza y esperanza.


Fuente: Fundación Manantiales

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Adicción, drogas y sus consecuencias

Toda adicción a las drogas (sea cual sea) tiene su tratamiento correspondiente para salir y curarse de esta enfermedad. Para esto existen planes médicos y psicológicos a cargo de profesionales y centros de rehabilitación donde llevarlos a cabo.

En todos ellos hay un factor común que los unifica: el aspecto terapéutico. Este es fundamental para lograr una rehabilitación positiva y así lograr impedir una posible recaída.

Como los motivos y factores que pueden llevar a una persona a consumir son variados y diversos, los tratamientos y métodos dependerán estrictamente del adicto y su círculo íntimo y social.

El primer paso para comenzar un tratamiento depende, en gran parte del adicto y de la ayuda y contención que los familiares puedan darle. El reconocimiento y aceptación del problema y las ganas de superarlo es la manera más óptima para empezar un tratamiento de rehabilitación.

El espacio de terapia que haya dentro del proceso de recuperación es fundamental para que reconozca los factores y motivos que lo llevaron al consumo y posteriormente a la adicción. De esta manera, el adicto, puede tomar conciencia real para evitar la recaída.

Fuente: Fundación Manantiales

lunes, 31 de octubre de 2011

Drogas y sus distintas clasificaciones

Existen diferentes criterios para clasificar a las drogas. Se las puede agrupar según los efectos que producen, la procedencia, la intensidad de la adicción que provocan, el tipo de dependencia, según la potencialidad farmacológica, si son legales o ilegales, suaves o duras, y muchas otras. Clasificar las drogas como legales o ilegales resulta por demás subjetivo ya que se trata de una variable que depende de factores culturales, económicos e incluso políticos. Por otra parte, decir que una droga es blanda, en contraposición a otras que serían duras, puede generar la ilusión de que existen drogas inofensivas, lo cual es una falacia. Así se determina que drogas duras son los opiáceos, los barbitúricos, el alcohol, la cocaína y las anfetaminas, en ese orden de importancia. Y las drogas blandas serían las que, por no producir dependencia física el usuario, s


e podrían dejar de consumir sin sufrir consecuencias graves (marihuana, cafeína, tabaco). Esta clasificación data de los años '70 cuando se creía que la marihuana no era peligrosa, afirmación ésta que fue desmentida por investigaciones científicas realizadas en los '80.

Otra variante de clasificación es la que se hace entre drogas "naturales" (marihuana, hachís, cocaína, opio) y "sintéticas", es decir, obtenidas por procedimientos químicos (barbitúricos, anfetaminas, tranquilizantes, LSD). También están las sustancias "industriales", llamadas "drogas de la pobreza" porque son fáciles de obtener y de bajo costo (pegamentos y combustib

les).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó las drogas que pueden generar dependencia agrupando las que tienen efectos análogos e inducen pautas de comportamiento similares en los usuarios.


Siguiendo este criterio, se propusieron las siguientes categorías:
  • Alcohol y barbitúricos.
  • Anfetaminas.
  • Cannabis (marihuana, hachís).
  • Cocaína.
  • Alucinógenos (LSD y similares).Opiáceos
  • Disolventes volátiles (pegamentos, productos industriales)
  • Tabaco.


viernes, 28 de octubre de 2011

Marihuana, una droga conocida pero no por eso menos peligrosa

Marihuana es una de las palabras más escuchadas y dichas dentro de la sociedad ¿Todos saben cómo esta constituida? o ¿Por qué genera adicción?

La marihuana es una droga ilícita, mezcla de flores secas cortadas de la plata Cannabis sativa. Esta, por lo general, se fuma en cigarrillo (porro) o en pipa.

Es una de las drogas más elegidas y de consumo masivo entre adolescentes y adultos.

Esta droga es adictiva porque causa un deseo muy fuerte de búsqueda y consumo constante. Son más de 120.000 personas las que buscan tratamiento para tratar sus problemas con la marihuana.

En la mayoría de los casos que constituyen esa alarmante cifra, el comienzo de la adicción empieza por imitación, por moda o por la necesidad de dejar de lado problemas personales.

Por lo general los adictos comienzan por un cigarrillo o porro pero paso siguiente es la compra. En ese momento la persona se sumerge de lleno en el ambiente, adquiriendo nuevas formas de drogarse.

Fuente: Fundación Manantiales

miércoles, 26 de octubre de 2011

Cristal, una droga cuyos efectos son cruciales


El Crystal Meth es una metanfetamina altamente adictiva que estimula el sistema nervioso central, provocando euforia y excitación. Le dicen Cristal por su forma que parecen pequeños pedacitos de cristal blanco, aunque también se puede presentar como un polvo blanco o amarillo. Es conocida también como "speed", "met", "tiza", "hielo", o "vidrio". Asimismo, se la llama “píldora del miedo” porque causa la suspensión de la conciencia y la noción de riesgos, o “Day of Birthday” (día de cumpleaños) porque provoca un placer intenso que recuerda al día de nacimiento. En los últimos 15 años, esta droga se hizo muy popular, y se convirtió en una de las más adictivas ya que su consumo aumenta los niveles de dopamina en el cuerpo entre 1000% y 7000% (el crack los aumenta unos 350%).

Una vez pasada la sensación de euforia, inmediatamente los daños afectan al organismo. El consumo de cristal implica un grave peligro para el sistema cardiovascular ya que causa alta presión, latido acelerado o irregular del corazón, y hasta derrames cerebrales por daños irreparables. Una sobredosis de estas metanfetaminas puede llegar a provocar hipertermia o convulsiones, que si no son tratadas a tiempo pueden ser fatales. El abuso crónico de cristal provoca sensaciones de paranoia, ansiedad, irritabilidad, nerviosismo, confusión, insomnio, pérdida de peso y conductas violentas.

La necesidad de consumo de este tipo de droga no es diaria, sino que es esporádica, lo que no implica que no sea adictiva. A pesar de que el tiempo entre una dosis y otra puede ser hasta de dos meses, no tiene relación con su nivel de adicción, ya que el deseo irrefrenable de consumirla vuelve. Asimismo, es una de las drogas más difícil de dejar. El solo hecho de consumirla una vez tiene un 99% de posibilidades de convertirse en adicción. Es una sustancia fácil de producir, por lo cual es muy común su fabricación en laboratorios clandestinos. Tiene una textura salitrosa parecida a la cocaína pero de tamaño y forma parecida a una piedra de crack, y se puede consumir inhalándola, fumándola y a veces inyectándose.

Fuente: Fundación Manantiales

martes, 25 de octubre de 2011

Nueve meses de embarazo, muchos de adicción


Parece difícil aceptar que dos palabras como drogadicción y embarazo, con sentidos y misiones totalmente distintas, puedan estar unidas bajo el ala de una persona. Las adicciones existen, cruzan de lleno a las personas que por diversos motivos caen en esta enfermedad sin dejar de lado a las mujeres embarazadas.

El abuso y consumo de drogas durante el embarazo, es algo completamente perjudicial no solo para la mamá sino también para el bebe que está en camino ya que puede causar complicaciones y anormalidades en el feto.

Cuando hablamos de drogas, caemos en una palabra amplia llena de connotaciones, significados y ramificaciones. El alcohol es una droga, el tabaco también. No podemos dejar de lado la marihuana o la cocaína.

La adicción a cualquiera de ellas afecta directamente la salud física y mental de la mujer embarazada y de su hijo. Consumir antes, durante los meses de gestación puede traer problemas durante el parto causando, en el peor de los casos, la muerte de ambos.

Entre los efectos que genera la adicción a las drogas se encuentran:

- Síndrome de abstinencia neonatal.

- Parto en pretérmino.

- Daño cerebral del feto.

- Bajo peso al nacer.

- Crecimiento intrauterino retardado.

lunes, 24 de octubre de 2011

El pensamiento adictivo

§Negación o Autoengaño: Cuya función es la de separar de la conciencia las consecuencias que la adicción tiene en su vida.

§Minimización: Restarle importancia o significado a los eventos relacionados con las consecuencias de la adicción.

§ Racionalización: Asignar una razón lógica a algo que no la tiene o que es por naturaleza irrazonable.

§ Justificación: Justificar el uso en virtud de algo que ocurrió en el pasado o por la forma en que lo tratan o por cualquier otra condición existente en la vida del adicto

§ Proyección: Ver en los demás los problemas que el adicto está pasando en su propia realidad, de modo que puede culpabilizar a otros de su problema.

Fuente: Fundación Manantiales

jueves, 20 de octubre de 2011

Algunos síntomas característicos de las adicciones

* La Conducta de Búsqueda. Es un conjunto de conductas aprendidas durante el proceso adictivo que de manera subconsciente acercan al adicto con la sustancia o con la conducta de su adicción, así como a las personas, lugares o situaciones relacionadas con la misma. Esta conducta es evidente para los que observan al adicto, pero no así para el adicto quien no se da cuenta del riesgo.

* Los Deseos Automáticos. Son disparados por las situaciones, los lugares y las personas relacionadas con el uso, de modo que evocan memorias eufóricas asociadas a deseos de usar que se acompañan de ansiedad e ideas repetidas de uso. Estos deseos continúan presentándose durante un largo periodo, aun estando el adicto en abstinencia y en recuperación.

* Obsesión o preocupación excesiva con respecto a las situaciones de uso y con

sumo. Esto lleva a invertir una energía mental desproporcionada en el proceso de adicción que resta importancia a las actividades vitales del adicto.

* Congelamiento Emocional. Producto de los cambios bioquímicos en el cerebro y además de las distorsiones psico-emocionales del proceso adictivo. Dificultad para identificar, manejar e interpretar los sentimientos, así como una actitud de intolerancia a algunas emociones, buscando el uso como una forma de anestesia emocional, logrando evadirse de los sentimientos displacenteros.

Estos síntomas se pueden presentar todos juntos o de manera selectiva y con distinta intensidad en un momento dado, así como pueden variar a lo largo del tiempo y con el avance de la enfermedad adictiva.

Fuente: Fundación Manantiales

miércoles, 19 de octubre de 2011

Las distintas etapas por las que pasa un adicto


Las distintas etapas de la adicción se relacionan a la severidad del proceso adictivo y el impacto que la adicción tiene en la vida del adicto:

1.- Etapa Temprana: En esta etapa ya la química cerebral está alterada, y esto se manifiesta en episodios de uso descontrolado que pueden no ser tan severos y frecuentes, pero son evidencia de la instalación del desorden bioquímico cerebral. Aún así la relación que la persona ha desarrollado con el sustrato de su uso, lo motiva a continuar usando, debido al refuerzo psicológico que el consumo de la sustancia o la práctica de la conducta, tiene sobre su comportamiento. Ya existe el pensamiento adictivo y comienza a manifestarse como una preocupación con el uso. Puede haber deseos automáticos y la persona comienza a invertir tiempo no programado en actividades relacionadas con el uso.

2.- Etapa Media: La pérdida de control es obvia y los episodios de consumo son más intensos y frecuentes. Ya comienza a haber problemas familiares serios debido al tiempo que la persona ocupa en actividades relacionadas con la adicción y el uso. El pensamiento adictivo se hace más intenso debido a la necesidad aumentada de negar o racionalizar su conducta. Comienzan a presentarse problemas laborales y escolares debido al malfuncionamiento psicosocial. La química cerebral ha cambiado de manera importante y la personalidad de la persona también ha cambiado, casi siempre con más irritabilidad, ansiedad e intolerancia. El ego de la persona se ha hipertrofiado para poder mantener una imagen de "normalidad" que pueda disminuir la ansiedad tanto del adicto como de las personas que lo rodean.

3.- Etapa Agravada: La inhabilidad para detener el consumo marca esta etapa del proceso adictivo. Problemas financieros severos podrían aparecer y el aislamiento social se hace evidente y marcado. Problemas severos en las relaciones familiares que pueden llegar a la separación. Pérdidas de empleo y deterioro del funcionamiento laboral se hacen presentes de manera que el adicto no puede muchas veces, ni conseguir ni mantener un empleo. La depresión severa característica de esta etapa puede ser malinterpretada como primaria, pero es en realidad secundaria al desorden adictivo. Igualmente la autoestima se ha deteriorado mucho y puede aparecer psicosis toxica, en las adicciones químicas, e ideación psicótica en las adicciones de conducta.

Estas fases no están separadas realmente y se sobreponen de manera que, es difícil saber exactamente donde esta ubicado un adicto en el proceso, pero en la mayoría de los casos se pueden utilizar para entender mejor la severidad del problema y las necesidades individuales de tratamiento.

Fuente: Fundación Manantiales

lunes, 17 de octubre de 2011

Codependencia

La adicción al amor o codependencia se refiere a la obsesión que se puede padecer hacia una persona, hacia una relación o hacia el romance. En el primer caso, puede ser tanto una pareja como un hijo o un padre. El adicto siente que no puede vivir independientemente de la otra persona y lo lleva a tener actitudes posesivas. Es posible que la dependencia sea mutua y sea prácticamente imposible el desarrollo personal. Las personas adictas a la idea de estar en una relación no se preocupan tanto por darse a relaciones negativas. Por último, hay personas adictas a los romances pasajeros, aventuras apasionadas, etc. Les interesa la seducción y la conquista, pero al poco tiempo se cansan (como el clásico Don Juan). Puede ser resultado de la fantasía, de la inmadurez o del subdesarrollo afectivo.


Los adictos tienden a idealizar a la otra persona hasta convertirlos en un ser divino y se vuelven incapaces de disociar la realidad de su situación. Creen que la felicidad solo puede alcanzarse junto con la otra persona, por lo cual se ilusionan y proyectan futuros. El proceso de enamoramiento en estos casos generalmente ocurre muy rápido, como un “flechazo amoroso”. Los adictos confunden deseo y amor con dependencia y adicción.

Fuente: Fundación Manantiales

jueves, 13 de octubre de 2011

La adicción, una enfermedad primaria

La adicción es una enfermedad primaria, crónica con factores genéticos, psicosociales y ambientales que influencian su desarrollo y manifestaciones. La enfermedad es frecuentemente progresiva y fatal. Es caracterizada por episodios continuos o periódicos de: descontrol sobre el uso, uso a pesar de consecuencias adversas, y distorsiones del pensamiento, mas notablemente negación.

Primaria se refiere a la naturaleza de la adicción como entidad patológica separada de otros estados pato fisiológicos que pueden estar asociados. Primaria se refiere a que la adicción no es un síntoma de otro proceso patológico subyacente.

Enfermedad significa una discapacidad involuntaria. Representa la suma de fenómenos anormales que se presentan en un grupo de individuos. Estos fenómenos están asociados con un conjunto específico de características comunes, por lo que estos individuos difieren de la norma, colocándose en desventaja.

Fuente: Fundación Manantiales

martes, 11 de octubre de 2011

FACTORES DE RIESGO PARA EL CONSUMO Y LOS TRASTORNOS DERIVADOS

A pesar de la alta prevalencia del consumo de cannabis en Europa (12) y Estados Unidos (6), especialmente entre los más jóvenes, no todos presentan problemas (13). A continuación se revisan algunos factores de riesgo conocidos para el consumo de carácter abusivo o problemático, que identifican a la población más susceptible de sufrir consecuencias negativas para la salud mental.

Además de las actitudes abiertas hacia las drogas, la presión social y algunos factores personales, el

consumo de cannabis a edades tempranas y de alta frecuencia se asocia con un mayor riesgo de problemas, más graves cuando se suma al uso de tabaco o a problemas previos de salud mental (14,15). Asimismo, las dificultades escolares, entornos de bajo nivel socioeconómico o una atmósfera familiar negativa caracterizan los entornos de riesgo.

Analizando a los usuarios de cannabis en subgrupos con perfiles y patrones diferentes se encuentran también consecuencias diferentes. Los consumidores más tempranos (11-12 años) se caracterizan por una peor resistencia a la presión de grupo y peores puntuaciones en factores escolares, autoestima y relaciones familiares así como más arrestos frente a los no consumidores de cannabis. Los que inician el consumo más tarde (14-15 años) presentan un nivel intermedio al de ambos grupos en estas variables (17). Esto apunta a una asociación entre el consumo temprano y el nivel de funcionamiento psicológico, siendo la edad de inicio un buen predictor de trastornos posteriores y un factor mediador para el daño psicológico. En efecto, para la salud mental un consumo más temprano puede adelantar de 3 a 7 años la aparición del primer episodio psicótico, al igual que ocurre con la mayor frecuencia de uso.

Fuente: Fundación Manantiales

viernes, 7 de octubre de 2011

Drogas y deportes

Así como se ha hecho común en nuestra sociedad la automedicación y el uso de drogas permitidas para evadirse de situaciones angustiantes, evitar el estrés, el cansancio, el dolor o el insomnio, también en el deporte existe esta tendencia.

La posibilidad de ser un atleta destacado depende en primer lugar de las características físicas y psicológicas que se heredan a través de los genes. A estas condiciones naturales es necesario sumar un entrenamiento metódico y una nutrición adecuada. Sin embargo, la compulsión por alcanzar el podio y por permanecer entre los primeros, las presiones que ejercen los sponsors de los deportistas, y la manipulación de los medios, entre otros factores, han exacerbado la competencia más allá de lo razonable. ¿Cuántas veces un atleta puede superar su propio récord? ¿Cuál es el punto máximo de rendimiento cuando el medio presiona y pide más a quienes son objeto del deseo colectivo?

La naturaleza humana tiene límites. A menos que al hombre le crezcan alas, no

podrá realizar proezas fuera de los parámetros considerados normales para un cuerpo humano y sin embargo, pareciera ser ésa la única manera de mantenerse en la cima. En la búsqueda desesperada de elementos que le permitan derrotar al oponente y sobresalir en su especialidad, algunos deportistas han experimentado con todo tipo de sustancias, naturales y artificiales, para aumentar el rendimiento hasta extremos insospechados.

Sería ingenuo pensar que ese esfuerzo descomunal es inocuo para quien lo practica. Se sabe que el consumo de cualquier tipo de sustancia ajena al organismo con la finalidad de forzar el cuerpo más allá de sus posibilidades deja secuelas impredecibles a corto y mediano plazo. No obstante, muchos atletas sucumben ante la urgente necesidad de lograr éxito deportivo, prestigio social y provecho económico y no miden el riesgo al que se exponen. Con el tiempo el deterioro físico y psíquico se acelera e intensifica, lo cual provoca el derrumbe prematuro de quien podría haber tenido una vida deportiva mucho más dilatada y gratificante.

Fuente: Fundación Manantiales

miércoles, 5 de octubre de 2011

Transformarse en adicto, cuando los límites se corren

La persona que es adicta no solo sufre los efectos de la enfermedad sino también todo aquel que forme parte de su contexto. La familia, los amigos, los compañeros de trabajo, la novia/o son personajes principales en la vida del adicto ya que pasan(a la par) por las distintas etapas que va sufriendo desde el comienzo hasta el final.

El entorno va descubriendo la adicción de la persona cercana. Primero la sospecha, después la negación, el enojo y la frustración. Hasta que llegado un momento la familia asume que su hijo /a esta en problemas y necesita ayuda.

La contención que los padres (junto con el resto de los seres queridos) puedan brindarle al adicto, antes, durante y después del proceso de recuperación es fundamental,

La persona enferma necesita uno o varios pilares en los cuales sostenerse ya que la adicción les ha robado la posibilidad de discernir entre lo que esta bien y lo que está mal como así también la posibilidad de medir sus impulsos y emociones.

Por todo esto los familiares asumir varios roles: deben hacer de puente, en muchos casos, entre el paciente y el equipo médico abocado a su tratamiento, escuchar con atención lo que el adicto les cuente y ofrecerle apoyo para recuperar, de a poco, la confianza perdida.

Muchas veces el adicto a las drogas se siente atacado, cuestionado y observado. Ha perdido la noción de las cosas y su realidad está completamente desvirtuada, con lo que su círculo íntimo debe volver a construir, con ayuda del equipo profesional y de la persona enferma, eso que la adicción se llevo producto de los efectos negativos que trae aparejado.


Fuente: Fundación Manantiales

jueves, 29 de septiembre de 2011

Adolescencia y drogadicción


La adolescencia es una etapa fundamental en la vida de cualquier persona. Durante ese período de tiempo el joven pasa por un período de prueba, reconocimiento y crecimiento tanto físicos como psíquicos. La rebeldía, el amor y la identidad de grupo se transforman en un denominador común sin hacer diferencias de clase social.

Es una etapa de crisis en la que muchas veces, los jóvenes, intentan evadir los problemas que se les presentan y sortear los obstáculos de la manera más rápida y fácil. Por ejemplo mediante el consumo de drogas.

En muchos casos la adicción surge por conflictos dentro de la familia (falta de comunicación, rechazo, problemas económicos y desamor) y al no encontrar en sus hogares la comodidad y la protección que necesitan buscan fuera círculo una vía de desahogo, cayendo en el error de intentar solucionar estos problemas por medio de las drogas.

Lo que el adolescente no tiene en cuenta es que el tiempo que dure el efecto de la droga es semejante al del abandono de sus problemas, después todo vuelve a ser como era antes. Los inconvenientes siguen y en muchos casos aumentan por culpa de la conducta adicta del joven.

Otra de las causas más comunes tiene que ver con la incidencia que tiene la influencia de la sociedad sobre los adolescentes. Al ser rechazados por un grupo o presionados por sus amigos a que consuman drogas para ser “aceptado” ponen al joven en una situación de estrés y presión, casi, insostenible.

La curiosidad puede ser identificada como otros de los motores que llevan a los jóvenes a caer en las drogas. Al observar que chicos y chicas de su edad están consumiendo ellos, casi como un acto reflejo, comienzan a consumir con la idea de descubrir “de que se trata todo esto” o “qué es lo que sienten”.

Por último, pero no por eso menos recurrente, los problemas emocionales que llevan al joven a caer en una profunda depresión y cuando se presentan estas situaciones buscan la forma de que no les afecte.

La adicción a las drogas es para muchos adolescentes la salida, el refugio y el medio para dejar de lado los problemas que la vida les pone frente a sus ojos. Es la manera de evadir la realidad, de hacerse cargo de lo siente, piensa y vive. Es una manera de postergar la posibilidad de crecer y disfrutar de uno de los momentos clave en la vida de cualquier ser.


Fuente: Fundación Manantiales

martes, 27 de septiembre de 2011

Siempre es mejor prevenir


La prevención no es un arma mágica que erradica completamente el abuso de drogas, pero su realización es fundamental para disminuirlo. Consiste en conseguir que la mayoría de las personas adapte una calidad de vida y un estilo de conducta contrario al aquél generado por las adicciones. La prevención debe promover una sociedad moderna libre de adicciones, y para ello, debe apuntar a la educación, la ocupación, la sanidad, la lucha contra el narcotráfico, la cultura, y el empleo de tiempo libre en actividades recreativas sanas.

En Estados Unidos, luego de comprobarse el altísimo costo que provocaba en la sociedad el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, se impuso como una necesidad primordial la realización de una política seria y conciente de prevención de las adicciones. Según los datos obtenidos, ese costo ascendía a unos cuatrocientos billones de dólares. El Center for Substance Abuse Prevention (CSAP) define la prevención como el conjunto de las acciones que permiten a los ciudadanos una vida sana, productiva y segura. Este centro desarrolla una serie de medidas preventivas que se materializan a través de los ámbitos educativos, en la búsqueda de diferentes actividades, en la realización de programas destinados a la comunidad en los cuales se informa adecuadamente. Aunque en realidad, quien efectúa el mayor esfuerzo son las asociaciones de carácter privado ya que se manejan con fondos provenientes de donaciones privadas o subvenciones públicas, o de los mismos miembros voluntarios que las constituyen.

Fuente: Fundación Manantiales

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Compras compulsivas: cuando ir de shopping es un problema


Para los especialistas, hay un límite en la conducta que puede marcar una adicción.

Marcela (41) se compraba ropa una o dos veces al mes, como lo hacen la mayoría de las mujeres que trabajan y de vez en cuando se quieren dar un gusto para verse mejor. Sin embargo, con el tiempo esa actividad se fue haciendo una costumbre, hasta que le embargaron su sueldo por sus excesivos gastos. En la primera entrevista con la psicóloga, le confesó que todas las mañanas, antes de ir a trabajar, pasaba por los shoppings, escondía las bolsas en casa por vergüenza y hasta pedía prestado para poder seguir comprando.

Así como existe la adicción al trabajo, al sexo, al alcohol o a las nuevas tecnologías, también exist


“El oniomaníaco presenta todos los síntomas de cualquier otra adicción: falta de autocontrol, vivencia de vacío existencial, baja autoestima, ansiedades y depresión. Se trata de un comportamiento repentino e impulsivo que no presenta ningún tipo de previsión ni de prevención”, explica Adriana Guraieb, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.e la adicción a las compras compulsivas. A este trastorno psicológico se lo conoce con el nombre de oniomanía y consiste en un impulso poderoso de comprar y no poder detenerse. En la Argentina no existen cifras sobre la cantidad de personas que lo padece, pero en España se calcula el 3% de la población tiene este problema y que las mujeres suelen ser las más afectadas.

Un aliado a la hora de alimentar esta compulsión son las tarjetas de crédito, ya que tener a disposición una o más de ellas pueden acentuar esas conductas en quienes

llegan a contraer deudas muy altas sin pensar que luego hay que pagarlas. Además, esa situación puede llevar al adicto a sacrificar sus necesidades y compromisos adquiridos, empobrecer a la familia y perder el control de sus actos.

Para la psicóloga Beatriz Bergman existe una fina línea que divide la actividad (compra) y la adicción, y tiene que ver con la compulsión a hacerlo, al desenfreno, a mentir y a mentirse a sí mismo. “Es la compra por la compra en sí, sin capacidad de registro de qué se compra. Cuando deja de ser placentera para ocupar en la cabeza un lugar preponderante, hablamos de esta patología”, explica Bergman, directora de la clínica Integral de la Imagen.

Hace unos años se podía concluir que este tipo de adicciones eran sólo patrimonio femenino. Probablemente, por una tendencia de

género, las mujeres están más estimuladas a comprar para verse más arregladas y atractivas, y el marketing del consumo las persuade más que a los hombres. Sin embargo, últimamente ellos no se quedan atrás y también hacen de su cuerpo un culto a la estética. Aunque en menor medida, los hombres también son víctimas de esta adicción.

“Comprar ropa puede conformar el deseo de estar actualizada y mejor preparada para acceder a un espacio laboral o a una relación sentimental. A la mujer se le atribuye la compulsión, pero la ropa es sólo un artículo a consumir. El hombre gusta de consumir muchos otros objetos, además de ropas. Hay un prejuicio machista cuando se habla de la mujer y las compras. De ellas, se dice que son compulsivas y de ellos, que son coleccionistas”, opina Any Krieger, miembro de la Asociación Psicoanalítica Internacional.


Las compras compulsivas se inician en la adolescencia, pero si se el individuo tiene una estructura psíquica predisponente se puede prolongar en la juventud. Ante una situación angustiante o frustrante, la persona puede acudir al consumo para paliar ese momento.

Para superar esta adicción, los especialistas sostienen que es fundamental que la familia se involucre para ayudar al ser querido. ¿Cómo? Haciéndole tomar conciencia de la conducta compulsiva, limitando el uso de la tarjeta y acompañándolo a pedir ayuda a un profesional cuando les resulta imposible manejar el impulso.

Claves

Cómo identificar a un comprador compulsivo:

-Pierde el control sobre las compras.

-No le importa sacrificar sus necesidades básicas, como cobertura de obra social, pago de im

puestos o de un crédito asumido.

-Pone en riesgo a la familia.

-El arrepentimiento llega cuando se concretó el consumo.

-Su único tema de conversación son las compras.

Cómo salir de la adicción

-Hacer una lista diaria y otra semanal de las compras a realizar y cumplirla.

-Salir con el dinero necesario para lo que necesite adquirir.

-Salir sin tarjetas de crédito.

-Reconocer la adicción.

-Compartirlo con la familia y amigos para dejarse ayudar.

-Solicitar tratamiento psicológico.

Por Alejandro Gorenstein, Diario Clarín