El consumo de alcohol es un problema cuando este y sus consecuencias afectan gran parte de la vida de la persona. La salud, el trabajo, la familia, y la vida social son algunos de los aspectos que se pueden ver perjudicados.
Cuando la persona piensa todo el tiempo en beber, siente la necesidad
de consumir alcohol a cualquier costo sin importar la hora ni el momento del
día se lo puede considerar adicto.
En casi todos los casos asumir que el alcohol constituye un problema es
una situación complicada. Es muy posible
que el entorno tome de lo que esta pasando antes que el adicto.
La persona enferma tiende a
negar su situación. Evade las preguntas y se enoja cuando algún familiar, amigo
o persona cercana lo indaga a cerca de su conducta. Intenta actuar con normalidad
pero llegado el momento en el cual la adicción este avanzada los efectos
físicos y psicológicos comienzan a notarse a simple vista. En ese momento la
evidencia del deterioro es tal que no hace falta agregar nada solo solicitar
ayuda.
Es muy importante la actitud
que toma la familia y el círculo íntimo del adicto. Mostrar una postura firme y
seria con relación a él es la mejor manera para colaborar en la etapa de
recuperación. La contención es necesaria pero si los permisos y aceptaciones
son muchas la enfermedad es más difícil de tratar y la rehabilitación se hace
cuesta arriba.
Fuente: Fundación Manantiales