jueves, 29 de septiembre de 2011

Adolescencia y drogadicción


La adolescencia es una etapa fundamental en la vida de cualquier persona. Durante ese período de tiempo el joven pasa por un período de prueba, reconocimiento y crecimiento tanto físicos como psíquicos. La rebeldía, el amor y la identidad de grupo se transforman en un denominador común sin hacer diferencias de clase social.

Es una etapa de crisis en la que muchas veces, los jóvenes, intentan evadir los problemas que se les presentan y sortear los obstáculos de la manera más rápida y fácil. Por ejemplo mediante el consumo de drogas.

En muchos casos la adicción surge por conflictos dentro de la familia (falta de comunicación, rechazo, problemas económicos y desamor) y al no encontrar en sus hogares la comodidad y la protección que necesitan buscan fuera círculo una vía de desahogo, cayendo en el error de intentar solucionar estos problemas por medio de las drogas.

Lo que el adolescente no tiene en cuenta es que el tiempo que dure el efecto de la droga es semejante al del abandono de sus problemas, después todo vuelve a ser como era antes. Los inconvenientes siguen y en muchos casos aumentan por culpa de la conducta adicta del joven.

Otra de las causas más comunes tiene que ver con la incidencia que tiene la influencia de la sociedad sobre los adolescentes. Al ser rechazados por un grupo o presionados por sus amigos a que consuman drogas para ser “aceptado” ponen al joven en una situación de estrés y presión, casi, insostenible.

La curiosidad puede ser identificada como otros de los motores que llevan a los jóvenes a caer en las drogas. Al observar que chicos y chicas de su edad están consumiendo ellos, casi como un acto reflejo, comienzan a consumir con la idea de descubrir “de que se trata todo esto” o “qué es lo que sienten”.

Por último, pero no por eso menos recurrente, los problemas emocionales que llevan al joven a caer en una profunda depresión y cuando se presentan estas situaciones buscan la forma de que no les afecte.

La adicción a las drogas es para muchos adolescentes la salida, el refugio y el medio para dejar de lado los problemas que la vida les pone frente a sus ojos. Es la manera de evadir la realidad, de hacerse cargo de lo siente, piensa y vive. Es una manera de postergar la posibilidad de crecer y disfrutar de uno de los momentos clave en la vida de cualquier ser.


Fuente: Fundación Manantiales

martes, 27 de septiembre de 2011

Siempre es mejor prevenir


La prevención no es un arma mágica que erradica completamente el abuso de drogas, pero su realización es fundamental para disminuirlo. Consiste en conseguir que la mayoría de las personas adapte una calidad de vida y un estilo de conducta contrario al aquél generado por las adicciones. La prevención debe promover una sociedad moderna libre de adicciones, y para ello, debe apuntar a la educación, la ocupación, la sanidad, la lucha contra el narcotráfico, la cultura, y el empleo de tiempo libre en actividades recreativas sanas.

En Estados Unidos, luego de comprobarse el altísimo costo que provocaba en la sociedad el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, se impuso como una necesidad primordial la realización de una política seria y conciente de prevención de las adicciones. Según los datos obtenidos, ese costo ascendía a unos cuatrocientos billones de dólares. El Center for Substance Abuse Prevention (CSAP) define la prevención como el conjunto de las acciones que permiten a los ciudadanos una vida sana, productiva y segura. Este centro desarrolla una serie de medidas preventivas que se materializan a través de los ámbitos educativos, en la búsqueda de diferentes actividades, en la realización de programas destinados a la comunidad en los cuales se informa adecuadamente. Aunque en realidad, quien efectúa el mayor esfuerzo son las asociaciones de carácter privado ya que se manejan con fondos provenientes de donaciones privadas o subvenciones públicas, o de los mismos miembros voluntarios que las constituyen.

Fuente: Fundación Manantiales

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Compras compulsivas: cuando ir de shopping es un problema


Para los especialistas, hay un límite en la conducta que puede marcar una adicción.

Marcela (41) se compraba ropa una o dos veces al mes, como lo hacen la mayoría de las mujeres que trabajan y de vez en cuando se quieren dar un gusto para verse mejor. Sin embargo, con el tiempo esa actividad se fue haciendo una costumbre, hasta que le embargaron su sueldo por sus excesivos gastos. En la primera entrevista con la psicóloga, le confesó que todas las mañanas, antes de ir a trabajar, pasaba por los shoppings, escondía las bolsas en casa por vergüenza y hasta pedía prestado para poder seguir comprando.

Así como existe la adicción al trabajo, al sexo, al alcohol o a las nuevas tecnologías, también exist


“El oniomaníaco presenta todos los síntomas de cualquier otra adicción: falta de autocontrol, vivencia de vacío existencial, baja autoestima, ansiedades y depresión. Se trata de un comportamiento repentino e impulsivo que no presenta ningún tipo de previsión ni de prevención”, explica Adriana Guraieb, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.e la adicción a las compras compulsivas. A este trastorno psicológico se lo conoce con el nombre de oniomanía y consiste en un impulso poderoso de comprar y no poder detenerse. En la Argentina no existen cifras sobre la cantidad de personas que lo padece, pero en España se calcula el 3% de la población tiene este problema y que las mujeres suelen ser las más afectadas.

Un aliado a la hora de alimentar esta compulsión son las tarjetas de crédito, ya que tener a disposición una o más de ellas pueden acentuar esas conductas en quienes

llegan a contraer deudas muy altas sin pensar que luego hay que pagarlas. Además, esa situación puede llevar al adicto a sacrificar sus necesidades y compromisos adquiridos, empobrecer a la familia y perder el control de sus actos.

Para la psicóloga Beatriz Bergman existe una fina línea que divide la actividad (compra) y la adicción, y tiene que ver con la compulsión a hacerlo, al desenfreno, a mentir y a mentirse a sí mismo. “Es la compra por la compra en sí, sin capacidad de registro de qué se compra. Cuando deja de ser placentera para ocupar en la cabeza un lugar preponderante, hablamos de esta patología”, explica Bergman, directora de la clínica Integral de la Imagen.

Hace unos años se podía concluir que este tipo de adicciones eran sólo patrimonio femenino. Probablemente, por una tendencia de

género, las mujeres están más estimuladas a comprar para verse más arregladas y atractivas, y el marketing del consumo las persuade más que a los hombres. Sin embargo, últimamente ellos no se quedan atrás y también hacen de su cuerpo un culto a la estética. Aunque en menor medida, los hombres también son víctimas de esta adicción.

“Comprar ropa puede conformar el deseo de estar actualizada y mejor preparada para acceder a un espacio laboral o a una relación sentimental. A la mujer se le atribuye la compulsión, pero la ropa es sólo un artículo a consumir. El hombre gusta de consumir muchos otros objetos, además de ropas. Hay un prejuicio machista cuando se habla de la mujer y las compras. De ellas, se dice que son compulsivas y de ellos, que son coleccionistas”, opina Any Krieger, miembro de la Asociación Psicoanalítica Internacional.


Las compras compulsivas se inician en la adolescencia, pero si se el individuo tiene una estructura psíquica predisponente se puede prolongar en la juventud. Ante una situación angustiante o frustrante, la persona puede acudir al consumo para paliar ese momento.

Para superar esta adicción, los especialistas sostienen que es fundamental que la familia se involucre para ayudar al ser querido. ¿Cómo? Haciéndole tomar conciencia de la conducta compulsiva, limitando el uso de la tarjeta y acompañándolo a pedir ayuda a un profesional cuando les resulta imposible manejar el impulso.

Claves

Cómo identificar a un comprador compulsivo:

-Pierde el control sobre las compras.

-No le importa sacrificar sus necesidades básicas, como cobertura de obra social, pago de im

puestos o de un crédito asumido.

-Pone en riesgo a la familia.

-El arrepentimiento llega cuando se concretó el consumo.

-Su único tema de conversación son las compras.

Cómo salir de la adicción

-Hacer una lista diaria y otra semanal de las compras a realizar y cumplirla.

-Salir con el dinero necesario para lo que necesite adquirir.

-Salir sin tarjetas de crédito.

-Reconocer la adicción.

-Compartirlo con la familia y amigos para dejarse ayudar.

-Solicitar tratamiento psicológico.

Por Alejandro Gorenstein, Diario Clarín

jueves, 15 de septiembre de 2011

Obesidad, cuando decir NO es imposible


Las consecuencias de la obesidad sobre la salud son resultado de un incremento de la masa grasa, como artrosis o apnea del sueño, o un incremento en el número de células grasas como diabetes, cáncer y enfermedades cardiovasculares. Asimismo, la mortalidad incrementa en la obesidad.

Para tratar la obesidad, la reducción de peso es uno de los objetivos, pero no es el primer paso a seguir. Es fundamental primero trabajar en aquellos factores psicológicos asociados a la enfermedad, como ansiedad, inseguridad, y creencias erróneas acerca del peso y la comida. En Fundación Manantiales, nos encargamos de que los pacientes aprendan a aceptarse a ellos mismos y a sus cuerpos. Tratar primero el síntoma sería contraproducente ya que una dieta brusca funcionaría sólo a corto plazo y sería imposible mantener un peso equilibrado para no volver a aumentarlo. El objetivo del tratamiento no es estético, sino que se basa en mejorar la calidad de vida, y en consecuencia, disminuir los riesgos de enfermedades cardiovasculares y otras mencionadas anteriormente. El paciente debe aprender nuevos hábitos de alimentación que reemplacen los viejos vicios y se acompaña de un aumento de actividad física. Lo importante es tener en cuenta que la obesidad no se trata mediante cirugías, medicamentos o dietas imposibles, sino que es necesario un cambio en los hábitos alimenticios mediante una dieta equilibrada.

Fuente: Fundación Manantiales


miércoles, 7 de septiembre de 2011

La adicción a Internet requiere terapia

No pueden dejar de usarla. Están literalmente atrapados en la red. Son los adictos a Internet, en su mayoría adolescentes y varones. Un grupo creciente que se calcula en un 12,5% de los usuarios de la web en EE.UU., según un estudio de la Universidad de Stanford.

Corea es otro país preocupado por esta dependencia, que se estima afecta al 3,5% de sus cibernautas, mientras que un 18,4% está en riesgo de sufrirla.

En China, se cree que 2,5 millones de jóvenes hacen un uso compulsivo de la red. Y aunque en Chile no existen cifras, está la percepción de que es una dependencia que se ha incrementado, sobre todo con la masificación de los notebooks y la posibilidad de estar conectado en todas partes y a toda hora.

El trastorno requiere tratamiento."Al principio, para tratarla, uno utiliza sólo la ps

icoterapia. Pero si el paciente sufre cambios de ánimo o tiene problemas para dormir, se puede recurrir a algún medicamento como ayuda adicional", explica el psicólogo Max Möller, magíster en adicciones de la U. Complutense de Madrid, España.

En los casos más extremos con problemas en los estudios y con la socialización, "se les ofrece asistir a centros terapéuticos abiertos, donde van en las mañanas o en las tardes a realizar trabajos grupales supervisados por profesionales", añade Möller, quien ejerce en el Centro Terapéutico Cetep.

En Estados Unidos, existen granjas donde los jóvenes se internan para hacer vida al aire libre y recuperar el uso disciplinado de su tiempo. En Corea, hay talleres escolares que buscan prevenir esta adicción.

Pero a pesar de que en varios países ya existen protocolos para tratar a estas personas, aún continúa con fuerza el debate acerca de si se debe incluir esta adicción en la quinta versión del Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales DSM-V; algo así como la biblia de la psiquiatría estadounidense.

El doctor Jerald Block defendió ante la Asociación Americana de Psiquiatría "la inclusión de este trastorno" en la próxima versión de este manual que se espera para 2012.

En su opinión, estamos ante un problema que incluye al menos tres subtipos: el abuso del videojuego, la adicción al cibersexo y la dependencia de las redes sociales y el e-mail.

Fuentes:

EL MERCURIO/GDA

El País Digital