miércoles, 15 de febrero de 2012

MARIHUANA: UNA DROGA PELIGROSA

Las deformaciones y minimizaciones que se publican acerca de la marihuana en algunos medios gráficos, radiales, y sobre todo televisivos y en el cine , favorecen a la confusión por parte de la opinión pública general respecto a si esta droga es peligrosa o inocua, como los narcotraficantes y algunos abusadores intentan hacérnoslo creer. Gracias a los avances tecnológicos con los que contamos para investigar el sistema nervioso humano como la resonancia magnét


ica nuclear, las tomografías computarizadas, los mapeos cerebrales y otras tantas pruebas de laboratorio hoy podemos saber a ciencia cierta que el THC (tetrahidrocannabinol) el componente activo de la marihuana produce los siguientes disfunciones: taquicardia, disfunciones sexuales severas, riesgos en el embarazo y el parto y aumento de la mortalidad infantil -un estudio de el Dr. Herbert Tuchman de la Academia de Medicina de París nos indica que la leucemia es 10 veces mas frecuente en los niños nacidos de madres fumadoras de marihuana que las que no se drogan-, inflamación

de los tejidos pulmonares, retardo en el crecimiento del adolescente, retrasos madurativos e intelectuales, fallas en el funcionamiento del yo, pérdida de la memoria -produce disminución de la actividad del cerebelo que se expresa en alteraciones de la coordinación motriz, propioceptivas y en la capacidad de aprendizaje-, altera las interacciones de la acetilcolina, neurotransmisor que interviene en el proceso de la memoria, creando severos daños en la especialmente memoria reciente, que repercute a su vez en los procesos de aprendizaje y las funciones psicomotoras, dificultades en el estudio, problemas de concentración y expresión, angustia e inseguridad, percepción de desequilibrio mental, daños irreparables en las células del cerebro: interferencia en la neurotransmisión y sufrimiento neuronal muchas veces irreversible, dolores de pecho del tipo pre-infarto. Además se han realizado estudios que demuestran que esta droga puede causar neoplasias de pulmón, alteraciones en los cromosomas, citolisis, irritación bronquial, bronquitis, laringitis catarral , estados asmáticos y afectar a los mecanismos inmunológicos de nuestro cuerpo. Diversos experimentos de laboratorio demuestran que la marihuana puede tener efectos negativos sobre el sistema hormonal y la vía reproductiva. Se ha encontrado: disminución en la producción de testosterona y prolactina en las mujeres, anomalías en los ciclos menstruales y disminución del tiempo fértil.

Fuente: Fundación Manantiales

miércoles, 1 de febrero de 2012

ANFETAMINAS


Las anfetaminas constituyen una familia de drogas que estimulan el sistema nervioso, producen la pérdida del apetito, quitan el sueño y hacen desaparecer el cansancio. Bajo muy estricto control médico, ayudan a combatir la obesidad. El problema empezó durante la Segunda Guerra Mundial, en donde se utilizaron anfetaminas para disminuir en los soldados la necesidad de dormir, eliminar la fatiga y estimularlos

para el combate. Al terminar la guerra, Japón tenía almacenadas grandes cantidades de anfetaminas y las puso a la venta, lo que provocó su uso masivo en las décadas del ‘50 y del ‘60. Los efectos negativos y la adicción generaron el control riguroso de su comercialización.

De todas maneras, quien desee estimularse puede conseguirlas fácilmente por medios ilícitos. Vulgarmente se las conoce como "pepas", "despertadores", "levantadores" y algunos otros apodos que expresan el tipo de efecto que producen. Se consiguen en forma de comprimidos o cápsulas, o también pueden ser inyectables.

Cuando el público descubrió que esas pastillas para adelgazar o esos inhaladores nasales tenían efectos estimulantes, comenzó a usarlos sin prescripción médica con una facilidad alarmante. Los jóvenes, para mantenerse despiertos los días previos a un examen; los adultos, para mejorar su rendimiento en sus actividades diarias; los deportistas, para superarse en las competencias; los choferes de larga distancia, para resistir los largos viajes sin dormirse.

Esta automedicación de pequeñas dosis es, muchas veces, el inicio de una adicción destructiva de la que no se puede salir. Esto sucede cuando para poder descansar se recurre a tranquilizantes mediante los cuales se logra apaciguar la aceleración provocada por las anfetaminas. Un adicto que se inyecta grandes dosis de anfetaminas en la vena, puede permanecer despierto más de cinco días y finalmente se derrumba en un sueño que dura 48 horas continuas.

Fuente: Fundación Manantiales